miércoles, 2 de marzo de 2016

LEER A LOS CLÁSICOS (I)


Clásico es aquello que es digno de ser imitado, según una hermosa definición que leí una vez. Nuestra época está tan falta de imaginación que imita a los clásicos aun sin saberlo.
Unos titiriteros han ido a prisión y aunque ya han salido, pesan sobre ellos cargos gravísimos que podrían costarles hasta cuatro años de prisión a cada uno. Durante esos días pensaba a menudo en un compañero de colegio que era sonámbulo. Cuando le apretaba la vejiga se levantaba dormido y en lugar de abrir la puerta del retrete, abría la del armario empotrado que estaba junto a ella y allí se aliviaba. Ha habido muchos sonámbulos estos días.
Los primeros, aquellos padres escandalizados que llamaron a la policía. ¿O no fueron ellos? Porque según el juez, ese público infantil acompañado mayoritariamente por sus padres abandonó escandalizado el lugar por lo que estaban viendo y otros arremetieron contra los actores, paralizando la obra y llamando a los agentes de la autoridad”, así que de su relato se deduce que fueron los niños quienes tomaron la iniciativa[1].
Pero hubo más denunciantes y el primero, conviene no olvidarlo, fue el propio Ayuntamiento de Madrid, por sus “acciones ofensivas, completamente fuera de lugar en cualquier contexto y totalmente irrespetuosos con los valores de convivencia, respeto y diversidad propuestos por el Ayuntamiento de Madrid[2]. Pero, pese a su enérgica decisión que como tienen por costumbre, quisieron revocar días después, cuando el daño ya estaba hecho , no se libraron del justo castigo. El diario ABC, en un artículo titulado muy poco inocentemente[3], dejaba claro que “Gora AlkaETA” era “un juego de palabras relacionado con “Al Qaeda” y con alcaldesa, “alkatea” en euskera, según indicaron a ABC fuentes de la investigación”. Por supuesto, ha quedado claro que estamos hablando de sonámbulos, pues cualquiera que se informe sabrá que los sustantivos en vascuence como en inglés , carecen de género, por tanto alkate (la –a es el artículo) es quien ocupa la alcaldía, con independencia de que sea hombre o mujer. En todo caso, poca pena por el ataque, bien se lo merece por chota.
Después llegó todo un baile de sonámbulos y aquí van algunos, aunque no sé si en el orden cronológico correcto. “El ministro en funciones del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha calificado de “absolutamente repugnantes” estos hechos que, ha dicho, “traspasan todas las líneas rojas”. “No se puede jugar con la apología y el enaltecimiento del terrorismo en ninguna circunstancia ni lugar, no se puede humillar a las víctimas, y si además se hace en el contexto de una fiesta infantil, adquieren unos niveles de reproche” añade Fernández Díaz. “Confío en que la Audiencia Nacional estará una vez más en su lugar””[4]. Begoña Villacís, portavoz de Ciudadanos en el ayuntamiento, afirmaba que “que los niños vean cómo se ensalza a ETA o se viola a una bruja no es aceptable[5] y más tarde volvía a la carga acusando “al gobierno de Manuela Carmena de “defender” a ETA”. A su vez, “el portavoz adjunto del Grupo Popular, Íñigo Henríquez de Luna[6], y la portavoz de Cultura de su formación, Isabel Rosell, acudirán a los juzgados de Plaza de Castilla para presentar la denuncia, [por colaboración en enaltecimiento del terrorismo y desprotección de menores] (...) mientras que la portavoz municipal, Esperanza Aguirre, emitía un tuit apuntando que, o Carmena la cesaba, [a Mayer] o sería “corresponsable de un posible delito de enaltecimiento del terrorismo””. La guinda la ponían la Asociación de Víctimas del Terrorismo y Dignidad y Justicia que, de una tacada y sin pestañear, se querellaban “contra los titiriteros Alfonso Lázaro y Raúl García, contra el director artístico Ramón Ferrer Prada, contra la concejal de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, Celia Mayer, así como contra la alcaldesa de la ciudad, Manuela Carmena”, aunque el juez y el fiscal sólo admitieron la parte de los titiriteros y rechazaron el resto[7].
¿Cómo no recordar la cita?

y, diciendo y haciendo, desenvainó la espada, y de un brinco se puso junto al retablo y, con acelerada y nunca vista furia, comenzó a llover cuchilladas sobre la titerera morisma, derribando a unos, descabezando a otros, estropeando a este, destrozando aquel, y entre otros muchos, tiró un altibajo tal, que si maese Pedro no se abaja, se encoge y agazapa, le cercenara la cabeza con más facilidad que si fuera hecha de masa de mazapán. Daba voces maese Pedro diciendo
Deténgase vuesa merced, señor don Quijote, y advierta que estos que derriba, destroza y mata no son verdaderos moros, sino unas figurillas de pasta. ¡Mire, pecador de mí, que me destruye y echa a perder toda mi hacienda!

En aquella época todo el mundo reía con ese capítulo, pues entendían que solo un loco podía arremeter contra un espectáculo de títeres[8]. Pero así están las cosas hoy. Si triunfaran los sonámbulos y los titiriteros fueran condenados, en el futuro cualquier novelista o cineasta que ambientara su historia en el País Vasco de los años ochenta y osara reproducir una manifestación de Herri Batasuna con las pancartas y consignas que siempre aparecían, podría ir a la cárcel con este precedente. Y sin embargo, no siempre ha sido así...
En agosto del 2003, en un concierto incluido en el programa oficial de fiestas del Ayuntamiento de Vitoria Gasteiz, dos encapuchados subieron al escenario y enarbolaron una pancarta más grande que ellos con el emblema de ETA que, conviene recordarlo, entonces estaba activa y lo hacía notar siempre que tenía ocasión.
No se denunció a nadie. Ni a los encapuchados, ni al grupo que daba el concierto, ni al alcalde el hoy ministro de Sanidad en funciones Alfonso Alonso , ni a la concejala de Cultura Encina Serrano, ni al programador, suponiendo que lo hubiera. Sin embargo hoy, cuando hace más de cuatro años que ETA anunció que lo dejaba definitivamente, no solo ha subido la calificación penal del delito sino que se acusa hasta a quien no lo comete. La situación recuerda otro clásico, este en forma de refrán: A moro muerto, gran lanzada[9].




[1] Es solo uno de los efectos que conlleva dejar de leer a los clásicos, se pierde la habilidad para la redacción. La cita es de “El juez envía a prisión a los dos titiriteros detenidos en Madrid por enaltecimiento del terrorismo”, Público, 06/02/16 y la cursiva es mía.
[2] “El juez Ismael Moreno ordena prisión provisional sin fianza para los dos titiriteros”, El Confidencial, 05/02/16.
[3] “Un juez ahorcado, una monja muerta y carteles de “Gora AlkaETA”: la obra de títeres de Carmena”.
[4] Desde luego, un lector de clásicos nunca hablará de líneas rojas ni de niveles de reproche adquiridos y, por cierto, mal concordados...
[5] Le recomendaría la lectura de un pequeño clásico de Federico García Lorca, el Retablillo de don Cristóbal. En él aprendería qué clase de cosas hacen los títeres de cachiporra y, de paso, que el título de la obra que tanto detesta no es casual.
[6] ¿Será descendiente nunca mejor dicho del Enrique Enríquez, señor de Bembibre y Bolaños y conde de Alba de Liste, del que cuentan las Coplas de la panadera que
por ganar honra a deshora
los contrarios ofendiera,
mas la gran gente ropera
que con él fue a desranchar
fizo, por cierto, quedar
su persona prisionera?
[7] Las citas proceden de “La concejal de Cultura de Madrid, tras la polémica de los titiriteros: “Estamos indignados””, Público, (leído el 07/02/16), “Ahora Madrid ve una “sátira” y no un delito en la actuación de los títeres “, El Confidencial, (06/02/16), “El PP denunciará a la concejala de Cultura Celia Mayer por “colaboración en enaltecimiento del terrorismo””, el diario, (06/02/16) y la página de la AVT.
[8] Sí, es la famosa historia del retablo de maese Pedro, en el capítulo 26 de la segunda parte del Quijote.
[9] Ya decía el sabio Quevedo que los refranes son “evangelios abreviados”.

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