martes, 31 de mayo de 2016

¿QUÉ HACER CON TANTA LIBERTAD?



La libertad de expresión
es solo  pura ficción,
mogollón de represión,
¡mogollón de represión!

CICATRIZ: Botes de humo (1986)[1]

Un fenómeno extraño que sucede de vez en cuando: el 30 de abril encontré un artículo en la versión digital de El País que me resultó interesante. Una vez leído, descubrí que la fecha de publicación que aparecía era el 9 de abril. ¿Se trataba de un error? ¿Consideraban que alguna noticia reciente lo volvía de actualidad? ¿Les faltaba material y recurrieron al archivo? Lo cierto es que la verdadera causa me trae sin cuidado, pero no es la única vez que sucede ni el único medio que lo hace.
Se titula “Las columnas en blanco” y es obra de César Antonio Molina, que fue ministro de Cultura con Zapatero[2]. Va sobre la libertad de expresión, en un tono épico triunfal del que no me resisto a transcribir algunos párrafos: “Durante estos largos y tortuosos meses en que la política en vez de ser la solución a los problemas ella misma se ha convertido en el peor de ellos, vengo escuchando, por parte de algún partido, insultos y diatribas contra los medios de comunicación, tanto escritos como audiovisuales. Se les acusa de manipular a la opinión pública y de estar en manos de empresas que, únicamente, defienden sus intereses[3]. Quienes esto dicen desconocen la dura, difícil y trágica historia de nuestra libertad de imprenta y opinión. (...) Quienes desconocen los sacrificios que los españoles hicimos a lo largo de los más de cinco siglos de existencia de nuestro país, ignoran que desde la Pragmática de los Reyes Católicos (1502) hasta nuestra actual Constitución (1978), nunca existió una verdadera libertad de prensa y opinión. (...) A mediados del siglo XVII, en los Avisos, Barrionuevo, sufrido editor, acuñó la expresión, hoy también de tanta actualidad, “pobre España desdichada”[4]. (...) Atacar o pretender restringir esta libertad esencial del sistema parlamentario  es un golpe de estado a la democracia. No existe una sociedad libre sin prensa libre. En los sistemas absolutistas y totalitarios lo tenían muy claro. (...) La libertad de prensa, el periodismo libre incluso con sus numerosos defectos y abusos, solo los trajeron a nuestro país la democracia. La libertad de opinión tiene la juvenil edad de casi cuarenta años. Siempre les digo a la gente más joven que yo no nací libre, pues existía una dictadura[5]. Ellos, venidos al mundo en plena democracia, sí nacieron manumitidos. Pero esa libertad no es un bien perdurable si no lo saben defender día a día, no es un bien incorporado de forma natural a su propio ADN. Muchas personas lucharon e incluso murieron por conquistarlo. (...) La libertad de opinión, la libertad de prensa (hoy de comunicación), debe ser tenida muy en cuenta por aquellos ciudadanos que quieran seguir siendo libres. En España el pensamiento fue siempre un bien escaso pero confío, como confiaba Voltaire, que dentro de muy poco se ponga de moda el pensar”.
Hermoso alegato, sin duda, pero ¿cuál es hoy el estado de esas libertades de expresión, opinión, prensa, comunicación y demás redundancias que se le ocurran al antiguo ministro? Difícil respuesta. Dudo entre crítico, comatoso o terminal, por no darlas directamente por muertas. Me contentaré con un par de ejemplos, haciendo constar que podría multiplicarlos al menos por diez, pero creo que los que mostraré son bastante significativos.

El ministro del interior, Jorge Fernández Díaz, ha pedido al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que adopte algún tipo medida (sic) ante las palabras del juez de la Audiencia Nacional José Ricardo de Prada sobre torturas en España y estudie “como mínimo” si puede tener la responsabilidad que ocupa. El ministro las ha calificado de “infames”.
El ministro, en declaraciones a los periodistas, se ha referido a los comentarios que hizo el juez en un foro organizado por el Ayuntamiento de Tolosa (Guipúzcoa), donde dijo que en España “la tortura se ha producido de manera clara” y él ha vivido casos de “sospecha fuerte” en los que “los tribunales no han dado respuesta como corresponde a un Estado de Derecho”.
Son unas palabras “indignas” de un juez y ofensivas para las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, ha dicho el responsable de Interior, quien ha recordado que la legislación española tipifica los delitos de humillación a las víctimas o de apología del terrorismo. “Creo en la separación de poderes, sin ella no hay democracia, pero eso no quiere decir que se esté por encima de la Ley y creo que sería bueno que el CGPJ tomara algún tipo de  medida. Esa es una declaración ofensiva”, ha dicho el ministro (...) Fernández Díaz ha recordado que entre la Policía y la Guardia Civil hay centenares de asesinados a manos de la banda terrorista y muchos familiares afectados, de modo que ha considerado que esas declaraciones son “indignas” de un juez, más aún si ejerce en la Audiencia Nacional. Para ello ha aludido a la Ley de protección a las víctimas o al delito de apología del terrorismo, “tipificado en el Código Penal”[6].
¿Por dónde empezar? La tortura es un delito recogido en la legislación y hay gente condenada por haberla ejercido, así que producirse, es evidente que se ha producido, al menos en la opinión de algún tribunal. Por otro lado, ¿qué relación puede haber entre la denuncia de ese delito y la  apología del terrorismo o la humillación a sus víctimas? Sinceramente, se me escapa... Lo más inquietante es que el objeto de los ataques del ministro es un juez de la Audiencia Nacional. Cabe recordar aquí que la Audiencia Nacional se creó para juzgar a los acusados de pertenecer a ETA porque se temía que los jueces que ejercían en el País Vasco estuvieran demasiado presionados por el ambiente (estamos hablando de la segunda década de 1970, cuando los atentados eran casi diarios). ¿A qué estado de degeneración mental hemos llegado para que un Ministro del Interior acuse a un juez de la Audiencia Nacional de proetarra? Y con qué ensañamiento, solo le ha faltado exigirle a su pareja que le abandone. Ni pensar en lo que hubiera sucedido si en lugar de ser todo un magistrado de la Audiencia Nacional hubiera sido un terrible antisistema...

Y vuelve a la carga este personaje tan risible y tan peligroso a la vez: “Fernández Díaz ha advertido este sábado al equipo de gobierno municipal de Barcelona que lidera Ada Colau de que no se puede “ir insultando” a instituciones como la Policía Nacional, ya que son “muy queridas” por los barceloneses y los catalanes”. Al parecer el Ayuntamiento colocó un panel cerca del cuartel de la Policía Nacional de La Verneda que reproducía un poema de Charles Bukowski titulado 4 polis que dice así: Perros vigilan los muros mientras el submarino se va rápidamente a pique. Estoy en una cafetería con 32 caras de cartón, la mayoría inexpresivas. 4 polis de aspecto impecable están sentados a una mesa mirándome. Supongo que yo no  tengo tan buena pinta a sus ojos. ¿Por qué no enviamos a esos muchachos a morir en alguna guerra? Sus madres no habrían llorado más de diez minutos. “Los principales sindicatos policiales” ya han dicho que “Este panel es un insulto y una provocación de mal gusto a toda una corporación y nuestras familias” y. por supuesto, emprenderán acciones legales contra “todos los que hayan tenido algo que ver con este zafio insulto”[7].
De nuevo tengo problemas para abordar este disparate. Bukowski que, por cierto, murió en 1994 no solo era alcohólico sino que lo parecía. Imagino que tendría problemas con la policía casi a diario. Con la policía de Estados Unidos, claro, no con el Cuerpo Nacional de Policía. Lo de “nuestras familias” resulta muy difícil de relacionar. Aparte, hay un concepto llamado licencia poética que tiene como unos dos mil quinientos años de antigüedad en Europa y que hasta los romanos recogieron en sus leyes como animus jocandi, la posibilidad de hacer burla. Algo que parece haber desaparecido en esta sociedad triste de monologuistas.
En cualquier caso, este ejemplo es revelador. Leo algo que no me gusta, le meto un paquete que se va a cagar. Ahí reside la trampa.
¿Libertad de expresión? Toda la del mundo, y es cierto. Yo no tengo que remitir mis textos a nadie para que decida si son publicables o no. Pero luego tengo que atenerme a las consecuencias. Esa es la bonita trampa del artículo de César Antonio Molina. ¿No se acuerda o no quiere acordarse de que once días después de tomar posesión del Ministerio de Cultura un juez ordenó el secuestro de la revista El Jueves porque osó publicar en portada un dibujo que representaba a los entonces Príncipes, hoy Reyes yogando, que diría Sancho Panza? Ah, demonios, ¿dónde estuvieron sus protestas entonces? ¿qué apologías valientes hizo de la libertad de expresión? En vano buscarlas, este heroico e incansable defensor de la libertad de expresión encontraba maravilloso que se secuestrara primero la revista y se emplumase después a los autores de semejante afrenta[8].
Después todo ha ido a peor. Resulta que aquel Príncipe hoy Rey, que no hizo ni dijo absolutamente nada para evitar todo aquello, ha recibido este mes la Columna de la Libertad de parte de la Asociación de Editores de Diarios porque “la Corona, y en particular su figura como Rey de España, representa para la prensa un ejemplo de respeto a las libertades y a la libertad de expresión[9]
No abría este texto con parte de una letra de los Zika por casualidad. En efecto, así nos parecía entonces, que la libertad de expresión era una pura ficción, pero aquella joven democracia ha avanzado tanto que se ha caído por el barranco. En aquel mismo disco había una canción llamada Desobediencia que decía  “hay que machacar al clero/ matar a la policía/ toda esa puta gente/ no son más que porquería”. Por supuesto, ningún seguidor de Cicatriz salió a la calle a golpear a clérigos o disparar a policías, puede que entonces tuviéramos más claras las barreras entre realidad y ficción. Lo que me parece evidente es que esto sería impublicable hoy y la única razón que me lleva a reproducir estas frases aquí es que el miembro más longevo del grupo murió hace dos decenas de años, si no a saber lo que intentaría hacer Jorge Fernández Díaz con él...

Por terminar transmitiendo un poco de optimismo, alguien que sabía de lo que hablaba, pues tuvo el dudoso honor de ser encarcelado por sus escritos tanto por Benito Mussolini como por Su Graciosa Majestad británica escribió que “el Gobierno capaz de tolerar que el pueblo lo critique y lo ataque de palabra, es en realidad un Gobierno más fuerte y más estable que otro incapaz de aceptar críticas del sistema social y de los gobernantes y tal vez por eso mismo, desde un punto de vista revolucionario, es un obstáculo más difícil de superar”[10].
Cada día lo tengo más claro. Si solo fuéramos capaces de juntarnos unos pocos para dar ese empujoncito... Sí, lo sé, me lo dicen a menudo, sueño despierto. Y tienen razón.






[1] Si la memoria no me falla, en realidad la letra no la escribieron ellos sino Juanjo Eguizábal, famoso en Vitoria por ser el autor de El Caminante, la primera escultura “moderna” instalada en la ciudad.
[2] Según me contó alguien que sabe del tema, fue cesado porque apenas mes y medio antes se había nombrado ministro de Justicia a Francisco Caamaño y eran demasiados ministros gallegos para un hombre tan respetuoso con las cuotas como Zapatero.
[3] Sí, por supuesto, el artículo es un ataque contra Podemos y aquí ahorro los párrafos más crudos por irrelevantes. ¿Acaso es posible publicar hoy día un artículo de opinión en El País que no contenga al menos un ataque contra Podemos por oblicuo que sea?
[4] ¿Jerónimo de Barrionuevo editor?  Barrionuevo era un clérigo que vivía en Madrid, que entre 1654 y 1658 escribió una serie de cartas al deán de Zaragoza en las que le ponía al corriente de las novedades de la corte. Correspondencia privada, en cualquier caso. Sucede que aquellas cartas se publicaron agrupadas en el siglo XIX bajo el título de Avisos y los papanatas de entonces (antepasados directos de los papanatas de ahora)  dedujeron disparates tales como que Barrionuevo fue el primer periodista español  o que su obra fue precursora del Boletín Oficial del Estado, a través de una inexistente relación con la Gaceta de Madrid. Que no se entristezca mucho Molina, un error aún peor lo cometió su colega Iker Jiménez ante los micrófonos de la misma empresa. Que conste que pese a las tergiversaciones de los que no parecen haberlo leído, Jerónimo de Barrionuevo es totalmente recomendable, entre otras cosas por sobrarle el sentido del humor que falta a estos.
[5] No seré yo quien lleve la contraria a un ministro de Cultura, pero diría que hay un par de errores de concordancia en este párrafo.
[6] eldiario.es: “Fernández Díaz quiere que el CGPJ castigue a un juez por hablar de torturas en España”, 20/04/16. La fuente es la agencia EFE.
[7] eldiario.es (Catalunyaplural.cat): “Fernández Díaz carga contra Ada Colau por un poema instalado cerca de una comisaría”, 14/05/16.
[8] Y ahí se abrió la veda de la caza de El Jueves. Denunciado reiteradamente por asociaciones judías bajo la ridícula acusación de “antisemitismo”, su directora ha sido agredida hace poco por un nazi. La paradoja es solo aparente.
[9] Aníbal Malvar: “En los periódicos se esnifa pegamento”, Publico 14/05/16
[10] Vernon Richards: Enseñanzas de la Revolución Española, Campo Abierto, Madrid, 1977, p. 72.

viernes, 20 de mayo de 2016

LO QUE IMPORTA




La semana en que se hace oficial que por primera vez desde que hay estadísticas, la deuda pública española supera la suma de un Producto Interior Bruto anual, la vicepresidenta y portavoz del gobierno en funciones se ocupa de lo realmente importante: la prohibición de exhibir estrelladas en la final de la Copa del Rey de fútbol.

Claro que ella solo responde a lo que le preguntan...