lunes, 20 de febrero de 2017

UNIVERSOS PARALELOS



Cada quien tiene su versión sobre la teoría de los universos paralelos y no sé cuántas se parecerán lo suficiente a la original que, por otra parte, fue ideada por un tipo bien curioso.

La mía es totalmente de andar por casa en el sentido más literal, pues encuentro universos paralelos a distancias que se pueden recorrer a pie. A veces me basta con escuchar las vivencias de gente a la que conocí en un cierto momento para pensar que su vida posterior ha debido transcurrir en un universo diferente al que yo habito. En otras ocasiones ni siquiera necesito haberles conocido antes...
Pensaba en esto el viernes, cuando escuché la tan esperada sentencia del caso Noos.
Por un lado estaba el coro propietario o visitante asiduo de los grandes medios con su letanía de que la justicia es igual para todos, con especial protagonismo de su abogado, Miquel Roca, que estaba levitando, según dijo textualmente. Además ha conseguido que su elevada minuta[1] se la tenga que pagar la acusación particular, lo que queda como advertencia para futuros aventureros. No han faltado detalles rastreros como el de José Antonio Zarzalejos arremetiendo contra el juez Castro por el hecho de haber intentado cumplir con su deber lo mejor posible teniendo que luchar en solitario contra la Agencia Tributaria, la Abogacía del Estado o la propia Fiscalía en todas sus ramas. Están exultantes y no termina de entenderse muy bien por qué, ya había dicho Rajoy en su momento que consideraba que la infanta[2] era inocente y la lucidez y visión de futuro de don Mariano deberían haber bastado para tranquilizarles.
Al otro lado estaban los que consideran la sentencia un tongo, un amaño, un pasteleo, un paripé... y que por supuesto, como los del bando infantesco, ya sabían en su fuero interno, externo y mediopensionista que las cosas no iban a ser de otro modo y que ver a una infanta sentada en el banquillo contestando como un muñeco animado por José Luis Moreno en su peor día era lo máximo a lo que podían aspirar. A diferencia de las licencias que se toman los respetadores de las sentencias judiciales siempre que digan lo que ellos piensan, estos han sido muy moderados en sus apreciaciones. Un ejemplo de puro guante blanco, nada de zarzalejear atacando a las juezas que firman la sentencia. Pese a que las porras de Twitter, fácilmente consultables, apostaban de forma casi unánime por la absolución de la infanta lo que nadie en su sano juicio pensaba que podía ser de otra manera , a Urdangarín le calculaban una media de ocho años, obviamente dejándose llevar por la cabeza y no por el corazón. Ni siquiera se ha cumplido esa idea de que Urdangarín pagase por los pecados de ambos. Ni siquiera ha caído la pedrea, los más optimistas podrán tomarlo como un reintegro y el resto, ni eso.
Sin embargo, en mi universo particular está muy extendida la idea de que somos mayoría los que pensamos que encima de putas, pagamos la cama. Pero yo vivo en un mundo muy extraño, en el que la gente es estimada por lo que vale y en el que no cuentan la cuna, las amistades, los negocios comunes o los secretos compartidos. No hace falta decirlo, es un universo muy pequeño.



[1] Ciento cincuenta mil del ala, según se ha dicho. Este no es un mundo de caballeros, aquí no se hacen favores, todo se cobra al contado y en buena moneda, como corresponde a los hombres de negocios. Roca y el antiguo Rey que aún es Rey se entienden sin necesidad de hablar...
[2] Aquí me asalta una duda ortográfica: ¿debo escribir infanta o Infanta? He decidido interpretar por mi cuenta y riesgo los deseos del rey Felipe (y quizá de la reina Letizia) que le pidió que renunciase a sus derechos dinásticos. Sin estar en la línea de sucesión al trono ni se es Infanta ni se es nada, al menos en mi universo...

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