El Gobierno
“deplora” la actitud “irresponsable y sectaria” por parte de “determinados
cargos institucionales”, en referencia a Ada Colau y Roger Torrent entre otros,
que han anunciado su negativa a participar en el recibimiento al Rey en el
Mobile World Congress (MWC). “Los desplantes institucionales, además de
injustos y mezquinos, ponen en riesgo que Barcelona pueda seguir albergando en
el futuro un evento global de tanta importancia”, han indicado fuentes del
Ejecutivo[1].
Desde luego, no
han ahorrado palabras sonoras. Particularmente me atraen algunas con claros
ecos medievales como las que evocan deploraciones, sectas, albergues o la bella
voz mezquino pero, pensándolo bien, ¿qué puede haber más medieval que la
figura de un rey[2]?
Así que Colau y
Torrent tenían previsto un sabotaje en toda regla porque según el mismo
artículo, “El protocolo real exige que antes de los eventos[3]
donde asiste el Rey las autoridades salgan a recibirle. Es la llamada línea de
recepción”.
Un buen
desplante podía revestir varias formas:
― Formar
en la línea y abandonarla con grandes aspavientos cuando el Borbón se
aproximase,
―
Esperar a su llegada y girar ciento ochenta grados para ofrecer el culo a Su
Majestad,
―
Dejarle con la mano colgando cuando la extendiera. (Cuando yo era pequeño lo acompañábamos
con un gesto evasivo de la mano y la frase “Por aquí se va a Madrid”. Este
hubiera sido mi favorito).
Y añadiría dos
docenas más sin esforzarme demasiado...
Y sin embargo
estamos hablando de Ada Colau, la emperatriz del “amagar y no dar”, aquella a
la que permanentemente se le va la fuerza por la boca. ¿Cómo encaró la
situación? Pues llegando tarde. Y detrás de ella, Torrent[4]:
“Colau y Torrent llegaron juntos después, cuando el Rey ya se encontraba
reunido con los restantes invitados, evitando así participar en el recibimiento
oficial[5]”.
Para entonces Felipe VI ya había saludado “a las restantes autoridades,
incluidos los ministros de comunicaciones de Pakistán y Egipto” o a la
alcaldesa de L’Hospitalet[6]
“antes de pasar al foyer del teatro, donde se celebró un cóctel”.
De la cena me
han llamado la atención dos pequeños detalles. El primero, que comenzó a las
siete y media, hora a la que en España suele comenzar la merienda[7].
El segundo, que Don Felipe acudió más solo que la una. Se ve que su señora
esposa tendría algo mejor que hacer...
Y sigue el
cronista: “La alcaldesa, sin embargo, saludó a Felipe VI, según testigos
presenciales[8]
e incluso departió con él antes de que todas las autoridades pasaran a la platea
del teatro, convertida en comedor para la ocasión. Una vez allí se sentaron en
la mesa presidida por el Rey, casi enfrente de él (...) Colau aplaudió el
discurso del Monarca, mientras Torrent se quedó de brazos cruzados”.
En fin, no se
puede ser más hiriente ni más provocador, hace bien el Gobierno en preocuparse.
Sin ninguna duda, esto nos costará el congreso...
Esta mañana los
congresistas alojados en el hotel donde trabajo estaban seriamente preocupados.
No era para menos, la Nespresso de cortesía que se había instalado para los que
tenían prisa no funcionaba.
Dejaré para otro
día los comentarios al hecho de que encontrándome rodeado de alguno de los
mayores expertos en tecnología que pueblan el universo mundo, haya tenido que
ser yo, que soy de letras, el que ha conseguido hacerla funcionar.
[1]
(Sin firma): “El Gobierno avisa: “El desplante mezquino al Rey amenaza el
futuro del Mobile””. El País, 25/02/18.
[2]
Aunque aparezca el mal uso de la palabra evento, que en castellano significa
precisamente lo imprevisto, pero es cierto que la real y muy real academia de
ilustres analfabetos lo ha incorporado a su último diccionario aunque no
apareciera en los anteriores. Una vez más, una transliteración del inglés, que
no traducción. Para traducirla bien es preciso saber inglés. Y castellano,
claro...
[3] ¡Y
dale!
[4] De
Torrent no sabía nada antes de que le nombraran y no he aprendido nada después.
Ya dicen que el que nada no se ahoga...
[5]
Miguel González: “El Rey alerta de la posible marcha del Mobile si no hay lealtad
institucional”, El País, 26/02/18. De aquí proceden el resto de citas e
informaciones.
[6] No
tengo a mano el callejero de Barcelona pero yo diría que técnicamente el
congreso se celebra en Hospitalet.
[7] Y
también en Cataluña. La palabra en catalán es berenar pero también se
suele utilizar en castellano el término “merendola” cuando se trata de un acto
colectivo y siempre lo he encontrado muy gracioso.
[8]
Cabe preguntarse dónde estaba el periodista en ese momento. ¿Un apretón
repentino?
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